Clínica de Cirugía Bariátrica para la Reducción de Estómago en el Tratamiento del Sobrepeso

El principal motivo para considerar el hacerse una operación de reducción de estómago es porque es un método definitivo y funciona.

Este tratamiento para la obesidad es el único tratamiento que produce una pérdida de peso significativa y mantenida en el tiempo.

Además, las personas con obesidad mórbida tienen un gran riesgo de desarrollar muchas enfermedades asociadas a esta condición, lo hace que plantearse una cirugía de reducción de estómago sea una alternativa óptima a tener en cuenta.

Las investigaciones realizadas en este campo demuestran que esta cirugía, además de ayudar a la pérdida de peso, mejora de forma considerable los problemas médicos asociados que padecen este tipo de pacientes. 

Cabe destacar que la cirugía bariátrica es un procedimiento que está avalado por los Institutos Nacionales de Salud, la Organización Mundial de la Salud, así como otras organizaciones internacionales.

De forma general, existen una serie de tablas o baremos basados en el Índice de Masa Corporal (IMC) que nos pueden ayudar a tabular de algún modo el nivel de obesidad que presenta una persona y que podríamos resumir del siguiente modo:

IMC de 25 hasta 30 --- Obesidad Moderada

IMC de 30 a 35 --- Obesidad Severa

IMC > 35 --- Obesidad Mórbida

Hay que tener en cuenta que estos índices son orientativos y para su cálculo se toma como referencia la altura y el peso de la persona.

Para poder delimitar el Índice de Masa Corporal (IMC) de una forma más precisa, es necesario conocer medidas adicionales como los contornos de pecho, cintura y cadera además del sexo del paciente.

Con estos datos, más los mencionados anteriormente de altura y peso, ya sí podemos determinar que tipo o nivel de sobrepeso presenta un paciente.

Sobre este tema es necesario matizar algo. El peso no se pierde en la operación.

En la operación lo que se va a hacer es reducir la capacidad del estómago, lo que va a provocar, es, que nuestro nivel de saciedad a la hora de comer, se reduzca considerablemente y por consiguiente nos sintamos satisfechos comiendo bastante menos que antes.

El peso se comienza a perder ya desde antes de la operación, ya que antes de llevarla a cabo es necesario realizar unos días de dieta preparatoria a la intervención.

Una vez realizada la intervención, ya sí, en este momento la pérdida de peso comienza a ser exponencial, principalmente en los primeros 6 meses y continuando de un modo mas estabilizado en los siguientes 18 a 24 meses.

El objetivo de realizar una operación de reducción de estómago va dirigido a que la pérdida de peso sea definitiva.

También hay que decir, que la cirugía bariátrica pretende ayudar al paciente además de a perder peso, a que después de realizada la intervención aprenda a comer de manera sana. 

En nuestro caso, nuestros dietistas, guían al paciente a través de las distintas fases nutricionales que implica esta intervención y le enseñan a comer de manera equilibrada, sin excluir ningún grupo de alimentos, de forma que puedan mantener la pérdida de peso en el tiempo sin necesidad de seguir una dieta de adelgazamiento.

Sin embargo, si el paciente una vez perdido el peso, adquiere hábitos dietéticos muy desequilibrados, habitualmente asociado a problemas emocionales severos, puede recuperar parte del peso perdido, incluso en aquellos pacientes que se han sometido a una operación de reducción de estómago mayor.

Según la Asociación Americana de Cirugía Bariátrica y Metabólica (ASMBS), se recomiendan las operaciones de obesidad a partir de Índices de Masa Corporal (IMC) de 35 o superiores.

Sin embargo, no se tratan números sino pacientes, y cada caso debe individualizarse. 

Las razones por las que se aconseja a un paciente someterse a una operación de reducción de estómago son:

Tener un IMC > de 35.

Ser obeso desde hace más de 3-5 años y que esta obesidad continúe experimentando un aumento progresivo.

Que haya sido tratado con anterioridad por especialistas en nutrición y dietética sin resultados óptimos.

Que padezca enfermedades susceptibles de mejora con la pérdida de peso como diabetes, hipertensión, apnea del sueño o desajustes emocionales.

Antecedentes familiares con obesidad.

Cuando el paciente cumple cuatro o más de estas condiciones, siempre con el IMC > 35, sabemos que la obesidad va a seguir aumentando progresivamente y que una operación de reducción de estómago va a cambiar la vida del paciente, resolviendo problemas existentes, previniendo la aparición de enfermedades y mejorando su calidad de vida.

Después de una cirugía bariátrica, el paciente va a tener una muy buena calidad de vida. 

A nivel alimenticio va a poder comer todo tipo de alimentos, con métodos de cocinado sanos, ya que en este aspecto es educado por nuestro equipo de dietistas para llevar una alimentación sana y equilibrada sin tener que renunciar a nada.

La limitación principal que se va a tener es una menor capacidad de ingesta y que obliga a comer despacio y bien.

También se puede realizar cualquier tipo de trabajo, salvo aquellos que requieran el levantamiento de cargas relativamente pesadas que no deberían realizarse hasta pasados al menos unos 30 días de la operación.

El ejercicio físico se puede realizar además de ser muy recomendable, en nuestra clínica tenemos varios casos de pacientes que después de haberse sometido a una operación de Bypass por obesidad mórbida, han llegado a correr varios maratones.

Lo importante en todo este proceso es ir muy poco a poco.

Sin lugar a dudas uno de los beneficios de someterse a una operación de reducción de estómago, es la mejoría que se experimenta en todas aquellas patologías asociadas a la obesidad.

En el caso de la hipertensión, la diabetes y el colesterol elevado, se curan en el 90% de los casos con la pérdida de los primeros 15-20 kg.

En el caso del 10% de pacientes restantes, si bien, no llega a curarse, sí mejora la patología en cuestión, de forma muy considerable.

En cuanto a la apnea del sueño y los ronquidos, también desaparecen en un 95% de los casos con la pérdida de los primeros 20-25 kg.

Los problemas articulares y la falta de movilidad mejora en el 100% de los casos y progresivamente la pérdida de peso.

Los problemas psicológicos, sensación de ansiedad por descontrol y pérdida de autoestima, también mejoran en el 100% de los casos y progresivamente la pérdida de peso.

En el caso de los problemas de relación de pareja y de fertilidad, la mejoría es también total en el 100% de los casos y progresivamente la pérdida de peso, salvo en aquellos casos, en los que esta alteración no provenga de causas asociadas a la obesidad.

Estas intervenciones se realizan mediante cirugía laparoscópica, que recordemos que es aquella que no necesita una apertura directa del abdomen, lo que hace que tengamos un manejo relativamente sencillo de los síntomas y facilita la comodidad en el post-operatorio.

Esto hace que la recuperación y la estancia hospitalaria sean cómodas y rápidas, normalmente de 3 a 5 días.

En este periodo, el paciente ya puede comenzar a tomar dieta líquida a partir de las 24 horas de la operación. 

También podrá pasear por la planta de hospitalización, lo que demuestra la rápida incorporación a las actividades cotidianas.

De hecho, la última noche, habitualmente ya no se lleva suero, lo que le permite al paciente moverse con más comodidad y dormir bien.

El paciente lleva un drenaje durante la estancia en el hospital, que lo más frecuente es que se retire antes de volver a su domicilio.

Las incisiones de la laparoscopia, son muy pequeñas, molestan poco y no llevan puntos que se deban quitar, ya que son puntos internos y reabsorbibles, lo que hace que la recuperación sea muy llevadera.

La recuperación después de una operación de reducción de estómago es rápida y sencilla, siempre y cuando sea realizada por un equipo de excelencia. 

Con una preparación previa a la cirugía, y si se utiliza una metodología de anestesia y cirugía avanzadas, la estancia en el hospital va a ser muy corta.

Tras el alta, el paciente puede dar paseos diarios de 1 hora e ir siguiendo las pautas dietéticas. Se trata de una dieta en progresión, adaptada en texturas, donde los primeros 10 días deberán ingerir una dieta líquida.

La estancia hospitalaria suele ser de 3 a 5 días, levantando al paciente de la cama al día siguiente de la operación y comenzando con una dieta líquida tibia o fría.

Es una cirugía mínimamente invasiva, por lo que los pacientes no tienen dolor y pueden volver rápido a su actividad física preoperatoria.

Posteriormente, cada semana se va modificando la textura, siendo esta cada vez más densa y espesa, llegando a la última semana donde el paciente puede comer texturas normales prácticamente al mes de la intervención.

El límite de edad para las intervenciones de reducción de estómago estaría en torno a los 70 años, aunque realmente se utiliza como parámetro para decidir si un paciente es apto, su edad biológica. 

Significa que lo importante es el estado de salud que tenga la persona en el momento de la posible cirugía, y las posibilidades de mejora en la calidad de vida y en la esperanza de vida con la operación.

Sobre esta base, hoy en día no es extraño intervenir a pacientes con más de 70 años.

Lo que sí hemos de tener en cuenta, es que cuanta más edad tiene un paciente, más detallado debe de ser el estudio preoperatorio, con especial atención al aspecto cardiovascular. 

Para este tipo de pacientes, hay que prestar especial atención en el estudio de las pruebas de esfuerzo, espirometría y ecocardiograma así como la ecografía carotídea que son imprescindibles en mayores de 70 años.

Lo que hay que hacer antes de la cirugía bariátrica es una buena preparación preoperatoria. Esto, es importante hacerlo para asegurarse de que la intervención sea exitosa.

En esta preparación, lo más importante es llevar a cabo una dieta estricta, pero corta en el tiempo, para que haya una pérdida de peso rápida de inicio, de al menos 5-7 kilos en 3 semanas, para que facilite la cirugía.

Los kilos que se pierden en esta fase previa son principalmente, líquidos acumulados y grasa.

Con todo esto, lo que se consigue es facilitar las cosas a nivel técnico al equipo de cirujanos.

Durante este periodo, se realiza algo de ejercicio físico moderado, como caminar e inflar globos, para mejorar algo el estado de forma cardiopulmonar y facilitar la movilidad en los primeros días del postoperatorio.

Además, también se realizan las pruebas preoperatorias y el ajuste del tratamiento médico del paciente, para que las patologías que padezca, estén lo mejor controladas posible.

Los síntomas de la obesidad mórbida son progresivos y se desarrollan de forma silenciosa durante años antes de ser reconocidos. 

En el caso de los pacientes obesos jóvenes, tienen pocos síntomas y pueden creer que nunca llegarán a padecerlos de forma severa.

Los síntomas que están relacionados con el propio aumento de peso son el cansancio, sensación de falta de aire, dolores articulares y de espalda e hinchazón de tobillos.

Los que están relacionados con el cúmulo de grasa en las vísceras abdominales son la diabetes, hipertensión, colesterol, triglicéridos y ácido úrico elevados, disfunción endocrina como el hipotiroidismo o las dismenorreas, así como alteraciones cardio-respiratorias y vasculares.

En último lugar también tenemos los síntomas psicológicos como la ansiedad, la depresión, la baja autoestima, la sensación de discriminación y la compulsión con los alimentos, entre otras.

En la práctica totalidad de los casos es muy bueno. 

El organismo de los pacientes sufre un cambio positivo tan grande, que demuestran su alegría y satisfacción por haber tomado la decisión de operarse. 

Desde luego, siempre hay pequeñas cosas que resolver, pequeñas preocupaciones, como tener que hacer ejercicio o evitar estos o aquellos alimentos, pero globalmente hay un alto grado de satisfacción corporal y emocional.

En el caso de pacientes con algún tipo de alteración emocional nuestro equipo de psicólogos se encargará de mitigar este estado haciendo que se sientan acompañados en su camino.

No hay una mejor operación, lo que debemos buscar es la mejor indicación o prescripción, dependiendo del caso particular de cada paciente.

Tenemos que individualizar a cada paciente y estudiar su caso en particular.

Es decir, debemos hacer operaciones a medida dependiendo de los problemas que presente el paciente.

Además, una misma técnica quirúrgica, puede realizarse con distintas variantes técnicas, cambiando tanto su seguridad durante el postoperatorio, como su eficacia a largo plazo.

De ahí la gran importancia de la experiencia del cirujano y su equipo quirúrgico y de sus resultados previos para esa técnica quirúrgica.

En definitiva, la mejor operación para eliminar la obesidad es aquella que se ajusta perfectamente a la realidad y necesidades de cada paciente.

Tras la cirugía bariátrica o de reducción de estómago, es necesario un periodo de adaptación en la dieta. 

De inicio, se toma dieta líquida, para posteriormente pasar a dieta semilíquida, blanda, semiblanda y finalmente dieta normal.

Todas estas directrices irán dirigidas personalmente por la nutricionista de nuestro equipo.

Durante el periodo de dieta líquida y semilíquida, el paciente deberá complementar su dieta con suplementos alimentarios.

También disponemos de alternativas dietéticas, para los pacientes que por motivos de trabajo están fuera de casa durante las fases de dieta semilíquida y blanda.

Pasadas de 5 a 6 semanas, el paciente podrá tener una dieta sólida y comer con normalidad dentro de las pautas e indicaciones personalizadas.

Las operaciones de obesidad, no sólo no afectan, sino que mejoran la calidad de vida del paciente obeso, desde todas los puntos de vista.

En primer lugar, mejora su movilidad y su capacidad para realizar las actividades que hasta entonces le estaban vetadas o que no podía realizar de forma óptima, tales como subir escaleras, desplazarse andando una distancia larga, atarse los cordones, etc.

En segundo lugar, se experimenta una más que notable mejoría en la calidad de las relaciones de pareja. 

En tercer lugar no podemos olvidar la mejora puramente física debido a la importante bajada de peso que se experimenta. 

Y en cuarto y último lugar, destacar la gran mejoría en un aspecto tan importante como es el psicológico, que se manifiesta con un aumento de la seguridad en si mismo y la autoestima desde los primeros momentos.